J.L. Diazgranados

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Así son las sendas de la
gente ambiciosa: ¡su
propia ambición
les quita la
vida!

Me he dado cuenta de la pesada carga que Dios ha impuesto a los
mortales para humillarlos con ella. En su momento, Dios todo lo
hizo hermoso, y puso en el corazón de los mortales la noción
de la eternidad, aunque éstos no llegan a comprender en
su totalidad lo hecho por Dios.

Señor, hazme saber qué fin tendré y cuánto tiempo voy a vivir,
para que comprenda cuán breve es mi vida. Me has dado una
vida muy corta; no es nada mi vida delante de ti. ¡Todo hombre
dura lo que un suspiro! ¡Todo hombre pasa como una sombra!
De nada le sirve amontonar riquezas, pues no sabe quién se
quedará con ellas. Y así, Señor, ¿qué puedo ya esperar?
¡Mi esperanza está en ti! Líbrame de mis pecados;
no dejes que los necios se burlen de mí.

Me hice el mudo y no abrí la boca, porque tú eres el que actúa.
Aparta de mí tus golpes; estoy acabado por los golpes de tu
brazo. Tú corriges al hombre castigando su maldad, y
reduces a polvo lo que más ama. ¡Todo hombre
es un suspiro!

Señor, escucha mi oración, ¡presta oído a mis lamentos!,
¡no te quedes callado ante mis lágrimas! Yo soy para ti
un extranjero, un ave de paso, como mis antepasados.
Deja ya de mirarme, dame un momento de respiro,
antes que me vaya y deje de existir.

Ninguno de los pueblos de la tierra
merece ser tomado en cuenta. Dios
hace lo que quiere con los poderes
celestiales y con los pueblos de la
tierra. No hay quien se oponga a
su poder ni quien le pida cuentas
de sus actos.

La recompensa por regresar al Señor

Volvamos al SEÑOR. Él nos destrozó, pero nos sanará.
Nos hirió, pero nos vendará la herida. En dos días él
nos volverá a dar la vida, y al tercer día nos pondrá
en pie. Entonces podremos vivir en su presencia.
Esforcémonos por conocer al SEÑOR, hasta
estar tan seguros en él como de que el
amanecer llegará. Vendrá a nosotros
como la lluvia, como el agua fresca
que cae sobre la tierra.

Jesús sube al cielo

Después de esto, los apóstoles vieron cómo Jesús era llevado al cielo,
hasta que una nube lo cubrió y ya no volvieron a verlo. Mientras tanto,
dos hombres se aparecieron junto a los apóstoles. Estaban vestidos
con ropas muy blancas, pero los apóstoles no los vieron porque
estaban mirando al cielo. Entonces aquellos dos les dijeron:
Hombres de Galilea, ¿Qué hacen ahí, mirando al cielo?
Acaban de ver que Jesús fue llevado al cielo, pero así
como se ha ido, un día volverá

Así que la fe es por el oír,
y el oír, por la palabra
de Dios.

Es necesario que él crezca,
pero que yo mengüe.

Y así como está establecido que los hombres mueran
una sola vez, y después de esto, el juicio, así también
Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los
pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, pero
ya no para ofrecerse por los pecados de la gente,
sino para salvar a los que esperan su
venida.

Y así Moisés volvió a donde
estaba el Señor, y le
dijo:

Realmente el pueblo cometió un gran pecado
al hacerse un dios de oro. Yo te ruego que los
perdones; pero si no los perdonas, ¡borra mi
nombre del libro que has escrito!

Pero el Señor le contestó:
Sólo borraré de mi libro
al que peque contra
mí.

El fin viene

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor
a la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra. Ahora será
el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre
ti todas tus abominaciones. Y mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia; antes
pondré sobre ti tus caminos, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y
sabréis que yo soy Jehová.

Así ha dicho Jehová el Señor: Un mal, he aquí que viene un mal. Viene el fin, el fin viene;
se ha despertado contra ti; he aquí que viene. La mañana viene para ti, oh morador de
la tierra; el tiempo viene, cercano está el día; día de tumulto, y no de alegría, sobre los
montes. Ahora pronto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor, y te juzgaré
según tus caminos; y pondré sobre ti tus abominaciones. Y mi ojo no perdonará, ni
tendré misericordia; según tus caminos pondré sobre ti, y en medio de ti estará
tus abominaciones; y sabréis que yo Jehová soy el que castiga.

He aquí el día, he aquí que viene; ha salido la mañana; ha florecido la vara, ha reverdecido
la soberbia. La violencia se ha levantado en vara de maldad; ninguno quedará de ellos, ni
de su multitud, ni uno de los suyos, ni habrá entre ellos quien se lamente. El tiempo ha
venido, se acercó el día; el que compra, no se alegre, y el que vende, no llore, porque
la ira está sobre toda la multitud. Porque el que vende no volverá a lo vendido,
aunque queden vivos; porque la visión sobre toda la multitud no se revocará,
y a causa de su iniquidad ninguno podrá amparar su vida.

Tocarán trompeta, y prepararán todas las cosas, y no habrá quien vaya a la batalla; porque mi
ira está sobre toda la multitud. De fuera espada, de dentro pestilencia y hambre; el que esté
en el campo morirá a espada, y al que esté en la ciudad lo consumirá el hambre y la
pestilencia. Y los que escapen de ellos huirán y estarán sobre los montes como
palomas de los valles, gimiendo todos, cada uno por su iniquidad. Toda mano
se debilitará, y toda rodilla será débil como el agua. Se ceñirán también de
cilicio, y les cubrirá terror; en todo rostro habrá vergüenza, y todas sus
cabezas estarán rapadas. Arrojarán su plata en las calles, y su oro
será desechado; ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del
furor de Jehová; no saciarán su alma, ni llenarán sus entrañas,
porque ha sido tropiezo para su maldad.

Por cuanto convirtieron la gloria de su ornamento en soberbia, e hicieron de ello las imágenes
de sus abominables ídolos, por eso se lo convertí en cosa repugnante. En mano de extraños
la entregué para ser saqueada, y será presa de los impíos de la tierra, y la profanarán. Y
apartaré de ellos mi rostro, y será violado mi lugar secreto; pues entrarán en él
invasores y lo profanarán.

Haz una cadena, porque la tierra está llena de delitos de sangre, y la ciudad está llena
de violencia. Traeré, por tanto, los más perversos de las naciones, los cuales poseerán
las casas de ellos; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán
profanados. Destrucción viene; y buscarán la paz, y no la habrá. Quebrantamiento
vendrá sobre quebrantamiento, y habrá rumor sobre rumor; y buscarán respuesta
del profeta, mas la ley se alejará del sacerdote, y de los ancianos el consejo. El
rey se enlutará, y el príncipe se vestirá de tristeza, y las manos del pueblo d
la tierra temblarán; según su camino haré con ellos, y con los juicios de
ellos los juzgaré; y sabrán que yo soy Jehová.

El amor, señal de nuestra
comunión con Dios

Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros,
porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo
de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha
conocido a Dios, porque Dios es amor. Dios
mostró su amor hacia nosotros al enviar a
su Hijo único al mundo para que
tengamos vida por él.

Esto es lo que las
Escrituras dicen:

Ningún mortal ha visto, ni oído,
ni imaginado las maravillas que
Dios tiene preparadas para los
que aman al Señor.

La lámpara del cuerpo

Nadie enciende una lámpara y la pone en un lugar escondido, ni bajo
un cajón, sino en alto, para que los que entran tengan luz. Tus ojos
son la lámpara del cuerpo; si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo
tendrá luz; pero si son malos, tu cuerpo estará en la oscuridad.
Ten cuidado de que la luz que hay en ti no resulte oscuridad.
Pues si todo tu cuerpo tiene luz y no hay en él ninguna
oscuridad, lo verás todo claramente, como cuando
una lámpara te alumbra con su luz.

Jesús, el camino al Padre

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os
lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me
fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y
sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor,
no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el
camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me
conocieseis, también a mi Padre conoceríais;
y desde ahora le conocéis, y le habéis
visto.

Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo:
¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido,
Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues,
dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el
Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no
las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que
mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy
en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera,
creedme por las mismas obras.

La supremacía de Cristo

Cristo es la imagen visible de Dios, que es invisible; es su Hijo primogénito,
anterior a todo lo creado. En él Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la
tierra, tanto lo visible como lo invisible, así como los seres espirituales que
tienen dominio, autoridad y poder. Todo fue creado por medio de él y para
él. Cristo existe antes que todas las cosas, y por él se mantiene todo en
orden. Además, Cristo es la cabeza de la iglesia, que es su cuerpo. Él,
que es el principio, fue el primero en resucitar, para tener así el
primer puesto en todo. Pues en Cristo quiso residir todo el
poder divino, y por medio de él Dios reconcilió a todo el
universo ordenándolo hacia él, tanto lo que está en la
tierra como lo que está en el cielo, haciendo la paz
mediante la sangre que Cristo derramó
en la cruz.

Tú serás una hermosa corona real en la mano del Señor tu
Dios. No volverán a llamarte Abandonada, ni a tu tierra le
dirán Destruida, sino que tu nombre será Mi predilecta, y
el de tu tierra, Esposa mía. Porque tú eres la predilecta
del Señor, y él será como un esposo para tu tierra.
Porque así como un joven se casa con su novia,
así Dios te tomará por esposa, te reconstruirá
y será feliz contigo, como es feliz el
marido con su esposa.

No os engañéis; Dios no puede
ser burlado: pues todo lo que
el hombre sembrare, eso
también segará.

Si flaqueas en los momentos
difíciles, entonces es que
estás acabado.

Pleitos entre creyentes

Si alguno de ustedes tiene un pleito con otro, ¿cómo se atreve a presentar
demanda ante los injustos, en vez de acudir a los creyentes? ¿Acaso no
saben que los creyentes juzgarán al mundo? Y si ustedes han de juzgar
al mundo, ¿cómo no van a ser capaces de juzgar casos insignificantes?
¿No saben que aun a los ángeles los juzgaremos? ¡Cuánto más los
asuntos de esta vida! Por tanto, si tienen pleitos sobre tales asuntos,
¿cómo es que nombran como jueces a los que no cuentan para
nada ante la iglesia? Digo esto para que les dé vergüenza.
¿Acaso no hay entre ustedes nadie lo bastante sabio
como para juzgar un pleito entre creyentes? Al
contrario, un hermano demanda a otro, ¡y
esto ante los incrédulos!

En realidad, ya es una grave falla el solo hecho de que
haya pleitos entre ustedes. ¿No sería mejor soportar
la injusticia? ¿No sería mejor dejar que los
defrauden? Lejos de eso, son ustedes los
que defraudan y cometen injusticias,
¡y conste que se trata de
sus hermanos!

He aquí, vienen días declara el Señor
Dios en que enviaré hambre sobre la
tierra, no hambre de pan, ni sed de
agua, sino de oír las palabras del
Señor. Y vagarán de mar a mar,
y del norte hasta el oriente;
andarán de aquí para allá en
busca de la palabra del
Señor, pero no la
encontrarán.

El sirviente aprobado

No dejes que nadie olvide estas cosas. Pon a Dios como
testigo, y advierte a los miembros de la iglesia que no
deben seguir discutiendo. Esas discusiones no ayudan
a nadie, y dañan a quienes las oyen. Haz todo lo
posible por ganarte la aprobación de Dios. Así
Dios te aprobará como un trabajador que no
tiene de qué avergonzarse, y que enseña
correctamente el mensaje verdadero.

No prestes atención a las discusiones de los que no creen en Dios,
pues eso no sirve de nada. Los que así discuten, van de mal en
peor, y sus malas enseñanzas se van extendiendo, como el
cáncer. Así también lo han hecho Himeneo y Fileto. Ellos
afirman que ya hemos resucitado, pero eso no es
verdad, y lo único que logran es confundir a
los creyentes.

Pero podemos estar seguros de lo que hemos creído. Porque lo
que Dios nos ha enseñado es como la sólida base de un edificio,
en donde está escrito lo siguiente: Dios sabe quiénes son
suyos, y también: Que todos los que adoran a Dios
dejen de hacer el mal.

Dios destruirá a los enemigos de Jerusalén

Dios me dio este mensaje
para los israelitas:

Yo soy el Dios todopoderoso.
Yo fui quien extendió los cielos
y afirmó las bases de la tierra.
Yo soy quien dio vida a todo
los seres humanos.

Cuando las naciones vecinas quieran atacar a
Jerusalén y a las ciudades de Judá, yo las haré
fracasar. Su ataque será tan torpe que mi
pueblo pensará que están borrachos.

Cuando llegue ese día, todas las naciones s
unirán para acabar con Jerusalén. Pero yo
haré que Jerusalén sea como una piedra
enorme; ¡todo el que trate de moverla
será aplastado por ella!

Como perro que vuelve a su
vómito, así es el necio que
repite su necedad.

Jesucristo es el Hijo de Dios

Hace mucho, mucho tiempo, los profetas comunicaron el mensaje de
Dios a nuestros antepasados. Lo hicieron muchas veces y de muchas
maneras. Pero ahora, en estos últimos tiempos, Dios nos lo ha
comunicado por medio de su Hijo. Porque por medio de él
Dios creó el universo, y lo hizo dueño de todas las cosas. El
Hijo de Dios nos muestra el poder y la grandeza de su
Padre. El Hijo de Dios es igual en todo a su Padre, y
con su gran poder hace que el universo siga
existiendo. El Hijo de Dios logró que Dios
nos perdonara nuestros pecados, y
después subió al cielo para
sentarse a la derecha del
trono de su Padre.

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Category Spirituality & Faith

Jorge Luis Diaz Granados Lugo, better known as J.L. Diazgranados is a Colombian writer, poet, artist, voice actor, video game developer, musician and composer.